Cuando escuchamos hablar de “bullying” normalmente se debe a que el hijo o hija de algún conocido o incluso nuestros propios hijos, han llegado con la noticia de que el menor está siendo molestado en la escuela; es normal sentir empatía por ellos pues pertenecen a nuestro círculo social.
Ante la llegada de la tecnología y el aumento de contenidos sin censura en los últimos años, hemos perdido sensibilidad al dolor ajeno. Pero el bullying es algo que nos debe importar a todos, pues en su mayoría, los niños generadores de violencia que no son atendidos a tiempo, serán los futuros delincuentes en las calles: el 60% de ellos cometerá en su vida al menos un acto delictivo, según la Organización Internacional Bullying Sin Fronteras (2019); de igual forma, van a tener relaciones de pareja o de trabajo violentas en donde los afectados serán aún más. Si podemos hacer algo por ellos en este momento para que la sociedad en la que vivimos disminuya sus índices de violencia, ¿por qué no hacerlo?
Este fue sólo un ejemplo de las diferentes consecuencias que pueden suceder a causa del bullying. ¿Has escuchado en los últimos tiempos usar los términos “ansiedad”, “depresión”, “estrés” como parte de nuestro lenguaje diario? y eso sucede en nuestro círculo social de conocidos, amigos, familiares e incluso en nosotros mismos. No es que ahora seamos más capaces de poder ver contenido tan explícito en redes sociales, en los periódicos o televisión, es que sigue afectándonos pero ahora involucra nuestra paz interna.
El pasado jueves 18 de junio, se entrevistó a la Mtra. Gabriela Delgado Sandoval, profesora e investigadora de la FES Iztacala de la Universidad Nacional Autónoma de México, quien a lo largo de una hora, profundizó en la importancia de permitir el juego a los niños y niñas para su libre expresión.
La Mtra. Delgado recalcó que el juego es un derecho universal proclamado por la Organización de las Naciones Unidas y parte de la entrevista, fue enfocada a la situación actual que estamos viviendo a causa de la contingencia, el aislamiento en casa, cómo es que ha afectado a los menores y las formas en cómo podemos incluir el juego en las actividades diarias. Mencionó que los infantes nacen dotados de autenticidad y espontaneidad, cualidades que van perdiendo con límites negativos que les son impuestos. Es importante enseñarles a ganar seguridad y autoconfianza con diferentes acciones que les permitan expresar sus temores y sentimientos, para que puedan desarrollar sus habilidades emocionales y sociales.
Además, la profesora de la UNAM recomendó que los niños y niñas cuenten con un espacio y tiempo destinados para jugar, pues además les ayudará a comunicar sus experiencias, expresar sus sentimientos y frustraciones, ya que es a través del juego que pueden aprender a resolver sus conflictos, aliviar sus preocupaciones, aprender a socializar y a respetar reglas.
Gabriela Delgado, recalcó la obligación que tenemos de cuidar su privacidad y que aun siendo niños merecen ser respetados como personas individuales.
Del pasado 15 al 19 de junio, Fundación en Movimiento llevó a sus seguidores de Facebook y YouTube la “Semana del Bien Estar en Cuarentena”, una serie de entrevistas diarias que buscaron promover beneficios enfocados a sus 3 ejes rectores: prevención y atención del bullying, bienestar laboral y cultura de Paz. Con la participación de 5 expertos de distintas áreas, se desarrollaron a lo largo de la semana contenidos de atención plena, resolución pacífica de conflictos, liderazgo, el juego en los niños y la prevención de riesgos en redes sociales.
La primera entrevista titulada “Vivir en el presente con atención plena” fue encabezada por Siri Om Singh, un maestro de Kundalini Yoga, quien desde hace 10 años ha inspirado y enseñado a sus alumnos esta práctica de forma presencial y en línea.
La situación actual nos ha llevado a readaptar nuestras actividades y buscar la forma de seguir desempeñándolas con los recursos disponibles y las limitantes de la contingencia, como la permanencia total en casa, los negocios cerrados, la lejanía de las cosas y más. Dicha reorganización nos genera incertidumbre lo que se convierte en pensamientos negativos que son igual de graves para la salud física y emocional. Practicar la técnica de atención plena, nos permite aterrizar nuestros pensamientos y evaluar lo que es probable que suceda para estar preparados y también evaluar los pensamientos que sólo nos traen más ansiedad, estrés y hasta depresión, que de igual forma, pueden desencadenar dificultades en la convivencia que llevamos con quienes nos encontramos en casa.
El regreso a las actividades “normales” cada vez está más lejos. Escuchar en las noticias el aumento en el tiempo de espera genera incertidumbre y en muchos casos, desesperación; aún más en aquellos que viven al día y que es indiscutible salir a trabajar a pesar de las recomendaciones de permanecer en casa.
Para algunas personas, esta desesperanza impide hablar de paz o incluirla en la situación actual al que el mundo se enfrenta. Hay gente en las calles que realmente no tiene necesidad de salir, simplemente es no querer permanecer en casa, pero se nos olvida que no sólo nosotros estamos en riesgo, sino también nuestros hijos, nuestros padres, nuestros amigos, la gente de la que nos rodeamos en esa “normalidad”. Es justo esa desesperanza y desesperación de salir, lo que hacen que sea el momento ideal de educarnos para la paz.
Las medidas de aislamiento son parte de la búsqueda de esa armonía social al preservar nuestro derecho a la salud, a la vida y al cuidado del planeta. Construir la paz, no sólo es pensar en un mundo mejor, se trata de lo que hago yo conmigo mismo, que me haga mejor ser humano y que pueda replicar en los otros.
Pero ¿cómo podemos hablar de paz? Eso sólo es el primer paso, se trata de construir y promover la paz: manifestando nuestros deseos de fortalecer la tranquilidad personal y social, conservando y alargando nuestra paciencia, siendo empáticos con aquellos que tienen que salir a conseguir alimento para su familia, reconociendo y valorando el esfuerzo y trabajo del personal que labora en centros médicos y hospitales, aprovechando el tiempo en casa para fortalecer la comunicación con nuestros seres queridos, comprando despensa en los negocios locales, siendo solidario con los vecinos, siendo agradecido por las facilidades a las que tenemos acceso como trabajo, servicio de internet, dispositivos para seguir trabajando o estudiando, tener a tus familiares sanos, manteniéndote en contacto con tus allegados a través de redes sociales, evitando difundir mensajes de odio o noticias alarmantes, leyendo o siguiendo contenidos que le agreguen valor a tu vida, buscando la forma de mantener tus pensamientos y emociones en calma.
Mundialmente nos encontramos en un periodo crítico que ha cambiado nuestras vidas en formas inimaginables. La pandemia que actualmente nos acecha conocida como COVID-19 ha generado en la sociedad diversos conflictos, debido a ello, hoy más que nunca necesitamos hablar de un tema que nos compete a todos para poder generar un equilibrio y este es la cultura de paz, la cual consiste en una serie de valores, actitudes y comportamientos que rechazan la violencia y previenen conflictos tratando de atacar sus causas proponiendo soluciones pacíficas.
Fecha:
26 de mayo de 2020, 12:00 hrs.
Objetivo:
Adquirir los conocimientos sobre diferentes aspectos de la Cultura de la Paz, y comprender cómo podemos fomentarla de forma personal en beneficio de nuestra sociedad actualmente.
Dirigido a:
Público en general
El home office no es una práctica nueva, pero para muchas personas ha sido difícil adaptarse. Incluso para quienes previo a la llegada del coronavirus ejercían sus funciones como freelance, pues no poder salir de sus casas también genera algunas de las afectaciones que produce el aislamiento. Este distanciamiento social al que nos referimos puede afectar negativamente la salud física y mental, pues nuestro desarrollo biológico y emocional se ha dado en nuestra interacción con otras personas.
Una investigación del Psiquiatra Zlatin Ivanov del American Board of Psychiatry and Neurology at Psychiatrist NYC (2020), ha determinado que el aislamiento social y la soledad están asociados con la depresión, ansiedad, deterioro cognitivo, mala calidad del sueño, sistema inmunológico más débil y posibles problemas cardíacos. Además, este estudio encontró que el aislamiento puede aumentar el 30% de contraer enfermedades respiratorias o cardiovasculares, debido a niveles más altos de estrés, falta de sueño y hábitos de vida poco saludables que tienen más probabilidades de ocurrir con menos interacción social y poco autocuidado, situaciones que se agravan con el tiempo; en pocas palabras: cuanto más largo es el período de aislamiento, más probabilidades hay de presentar signos de ansiedad, soledad, depresión y otras afecciones mentales.