"La tasa de suicidios en niñas, niños, adolescentes y jóvenes, entre los 10 y 24 años, se ha incrementado proporcionalmente a ¡más del doble! y hoy en día registran la tasa más alta entre la población. Las causas del suicidio son varias, pero todas están asociadas a problemas de salud mental, acoso escolar y consumo de sustancias”, idica el director general del Instituto de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñoz, el Dr. Eduardo Madrigal.

Otras cifras que revelan la urgente necesidad de atender los casos de bullying antes de que terminen en suicidio son:

  • En México, 8 de cada 10 niños sufren todos los días de algún de tipo de acoso. (ONG Internacional Bullying Sin Fronteras, 2021)
  • En México cada mes se registran 52 suicidios infantiles (Foro “Salud Mental: Prevención del Suicidio en Niñas, Niños y Adolescentes”, 2020)
  • 60% de los suicidios en jóvenes fueron producto del bullying (Cámara de Diputados, 2017)
  • 3 de cada 10 alumnos admiten que acosan a sus compañeros (UNICEF, 2018)

“No creo que el bullying haya sido nunca físico; fueron solo palabras, pero las palabras duelen. Eli nunca culpó a nadie, por el contrario, siempre mostró compasión”, dijo el papá de Eli.

Diversos casos de suicidio por acoso escolar o bullying han estremecido al mundo en diversas ocasiones, tales como el del antes mencionado Eli Fritchley de 12 años (Tennessee), Ximena de 16 años (Puebla), Juan Jesús de 12 años (Aguascalientes), Diego de 11 años (España), Sam de 14 años (Reino Unido), Kira de 16 años (Barcelona), Avril de 17 años (Francia), y muchos más, que si bien representan una tragedia, no podemos pasarlos de largo, sin proponernos trabajar en esas áreas de oportunidad que como sociedad, tanto al interior de los centros educativos como al exterior, necesitamos ir trabajando.

En sus 3 ejes rectores, Fundación en Movimiento, interviene de forma integral en la prevención y atención del bullying, del ciberbullying y del mobbing (acoso laboral), beneficiando a padres de familia, docentes, estudiantes y empleados de empresas, a través de diversos programas que se sostienen de una Cultura y Educación para la Paz, entendiendo así, que todos podemos prevenir el hostigamiento desde antes de que ocurra, saber cómo actuar cuando ya se presentó y además, desarrollar estrategias socioemocionales que aumenten la confianza, seguridad y asertividad ante las diversas situaciones de riesgo.

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