A raíz de la suspensión el video tuvo más de medio millón de reproducciones y dejó a la estudiante "satisfecha" por su impacto, asegurando que valió la pena el castigo una vez que ha comprobado la gran aceptación en las redes sociales de su denuncia.

Aunque Emily asegura que pidió permiso a sus profesores para la grabación, las autoridades escolares consideraron el acto como una indisciplina grave que ameritó la suspención. Sin embargo no dieron declaración alguna sobre las acusaciones de la estudiante.