Pese a que las autoridades capitalinas prometen generar mecanismos que promuevan la resolución de estos conflictos de forma pacífica y respetando los derechos de los estudiantes de educación básica, es la Administración Federal de Servicios Educativos del Distrito Federal (AFSEDF) quien se encarga de establecer los lineamientos a los que la comunidad escolar debe apegarse para solucionar las faltas que se comentan en las escuelas.

En opinión de Luis Ignacio Sánchez Gómez, administrador de la AFSE, en el evento ocurrido el 20 de agosto en la escuela José María Mata, no se siguió bien el protocolo de actuación dispuesto por esa dependencia.

“Existe un código de actuación en todas las escuelas que llamamos el Marco para la Convivencia Escolar en el que están tipificadas todas las conductas y cuál es la manera de trabajarlas, en ese caso se desbordaron las cosas. A mí me preocupó mucho que tanto la directora como los padres de familia encabezaran una manifestación para impedir que un niño de nueve años entrara al salón de clases, aunque puedo entender el hartazgo.”

El Marco para la Convivencia Escolar en las Escuelas de Educación Básica del DF contiene los lineamientos generales que sirven de referencia a directivos y docentes para establecer medidas disciplinarias en caso de no respetar normas escolares.

El documento establece, desde 2011, que durante los primeros días de arranque de cada ciclo escolar se reparta a alumnos y padres de familia de cada nivel la Carta de Derechos y Deberes de las Alumnas y Alumnos.

En la Carta se enlistas las faltas y las medidas disciplinarias que se aplicarán al alumno que las cometa. Éstas pueden ser desde llegar tarde a la escuela, utilizar lenguaje o gestos obscenos, intimidar, cometer agresiones físicas contra otro miembro de la comunidad escolar, participar en peleas o riñas, hasta incurrir en agresión sexual física u obligar a otros a tener actividad sexual.

Ante cada una de las faltas enlistadas los docentes tienen que proceder con un exhorto verbal para el alumno, al tiempo que se van agregando medidas disciplinarias de acuerdo a la gravedad de las ofensas.

Para las faltas más graves, como poseer o usar un arma de fuego, incitar o participar en un incidente violento, llevar a cabo bullying cibernético, o infligir mediante el uso de la fuerza una lesión seria a alumnos o personal de la escuela, se invita a los padres del infractor que lo lleven a una institución externa especializada para su atención y el USAER se encargará de dar seguimiento. Sólo ante casos en los que el estudiante viole la ley se avisará a las autoridades correspondientes.

De acuerdo con Trixia Valle, escritora y conferencista de bullying, los maestros gozan de muy poca autoridad frente a la comunidad escolar.

“No puedes ni agarrar del brazo a un niño para separarlo en caso de que se esté peleando, porque te pueden acusar de abuso infantil.”

Valle explicó que no es la falta de protocolos lo que crea un entorno agresivo en escuelas sino la falta de sentido común entre los padres de familia, directivos y autoridades educativas.

“Los niños que acosan a sus compañeros a veces son justificados por sus padres; por eso año con año los bullies permanecen en la misma escuela y cuando hay un niño bully que violenta ese derecho eso ya no se cumple para 500 o 50 alumnos.”

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