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Estres en los niñosAunque no lo creamos, los niños no siempre gozan de un mundo totalmente feliz y despreocupado. Incluso los muy pequeños pueden sentir ansiedad en alguna medida. El estrés es una función de las demandas que tenemos y de nuestra capacidad para satisfacerlas.

Muchos niños están muy ocupados y no tienen tiempo para jugar de manera creativa o relajarse después de la escuela. Los niños que se quejan de la cantidad de actividades en las que participan o se niegan a asistir a ellas pueden estar dando a entender que están demasiado atareados.

Las presiones a menudo provienen de fuentes externas, como la familia, los amigos o la escuela, pero también pueden surgir de ellos mismos. La presión impuesta puede ser muy significativa, así como lo variado de sus causas, desde la realización de un examen, competitividad grupal, sobrecarga de tareas, ambiente físico desagradable, sobrecarga académica, demasiados alumnos en una misma aula, conflictos con profesores o compañeros, etc.

Sentirse tensos o preocupados es normal en la vida de todas las personas, porque es el proceso de crecimiento y la adquisición de nuevas experiencias trae consigo cierto grado de presión, pero cuando éstas superan la capacidad para afrontarlas, generan ansiedad y aparece el estrés.

Los niños son más vulnerables en el aspecto emocional que los adultos, quizá porque no comprenden todavía muchos eventos y porque deben lidiar con muchas exigencias a las que los adultos damos poca importancia, haciendo que sus fuentes de estrés provengan de los lugares y circunstancias que deberían darles más seguridad.

El asunto es más importante de lo que se piensa, ya que los niños ahora están viviendo una infancia llena de información que les es difícil de procesar y comprender, con exceso de responsabilidades y demandas ante una sociedad muy competitiva que exige cada día más de ellos y ellas para que puedan salir adelante.

El problema puede manifestarse por medio de rebeldía, aislamiento, desarrollo de adicciones, enfermedades severas y hasta de suicidio, que lamentablemente se ha incrementado en niños y jóvenes de forma alarmante en los últimos años.

Algunos consejos para ayudar a los niños y niñas a combatir el estrés para que no se sientan presionados con facilidad son:

  • Hacer que el tiempo que estemos con ellos sea de calidad. 
  • Mantener una actitud positiva pensando que todo tiene solución. El sentido del humor es un factor protector muy importante, sobre todo durante los primeros años de vida.
  • Buscar espacios para distracciones y no encerrarse en los problemas, mucho menos compartir con los hijos los que solamente competen a los adultos.
  • Establecer un estilo de vida saludable, buena alimentación, hacer ejercicio, descansar, evitar el consumo de tabaco, bebidas alcohólicas y otras drogas.
  • Procurar que el ambiente familiar esté libre de ruidos estresantes.
  • Escuchar a los niños y dar importancia a sus problemas, estableciendo juntos las posibles soluciones, para que sientan que son capaces de enfrentarlos.

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