La falta de denuncia del acoso escolar genera un ambiente de impunidad que alienta actos de discriminación y otras violaciones a derechos humanos dentro y fuera de las escuelas, concluyó la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) en el diagnóstico sobre bullying en Querétaro.
El documento, publicado este mes, revela que las víctimas “presentaron síntomas similares como sueño excesivo, bajo rendimiento escolar, depresión, alteraciones en el apetito, irritabilidad o comportamientos repetitivos, es decir, lo que ellos padecieron lo reproducen hacia sus pares, todo ello como efecto de un estrés postraumático”.
Se advierte que las consecuencias afectan a todos los niveles, pero especialmente al agredido, cuyos efectos van más allá de la vida escolar y puede provocar graves estados de ansiedad y depresión.
En el diagnóstico se citan conclusiones de estudios, como el realizado en 2009 por la catedrática de evaluación sicológica Maite Garaigordobil, quien asegura que “los adolescentes que han sufrido conductas de intimidación o bullying tienen bajo nivel de inteligencia emocional, baja emotividad, baja autoestima, baja tolerancia a la frustración, baja eficacia, y poca actividad”.
De enero a agosto de este año la comisión recibió 19 denuncias formales de acoso, ocho más que en 2010, destacándose que la modalidad que más se practica es el acoso verbal, a través de burlas y humillaciones, seguida del físico a través de golpes, y el ciberbullying.
“La gran mayoría de las víctimas de este tipo de agresiones permanecen en silencio, lo que implica un enorme reto para las instituciones del Estado”, dice el diagnóstico.