Cuidado con la sobreprotección
Siempre que intentemos generar ese entorno debemos cuidar de no caer en el exceso. Sobreproteger a nuestros hijos tiene nefastos efectos en el desarrollo de su personalidad, carácter y su propio futuro. Observar y escuchar a nuestros hijos es muy diferente a ser indiscretos y meterse en su vida para tomar decisiones que deben tomar por sí mismos.
Un padre que, sin importar el contexto, quiere llevar a sus hijos al camino que considera correcto, evitando que ellos tomen su propio rumbo, o quiere ser un servicio de rescate que no les permita conocer consecuencias o posibles riesgos de sus decisiones, impedirá sin ninguna duda, que sus hijos puedan valerse por sí solos.
Su opinión cuenta
Por ello su autoestima está relacionada directamente con la posibilidad de expresar su opinión en casa. El hecho de saber que su opinión tiene valor y es considerada sobre todo en acciones que lo afectan de forma directa, puede evitar en ellos enfado, berrinches y falta de autoestima.
El asunto se vuelve trascendental cuando, incluso para dejar en claro las normas de la casa, tomamos en cuenta su opinión y logramos acuerdos cuando se establecen límites y consecuencias en sus actos. Es mucho más probable que esas normas sean respetadas si se razonan en conjunto y se lleven a cabo, que cuando simplemente se imponen.
Hábitos sanos
En la medida en que nuestros hijos tengan claras las ventajas que les significa hacer deporte, alimentarse sanamente y tener pasatiempos sanos, su autoestima se verá fortalecida. De igual forma reconocerles el esfuerzo que realicen para cumplir cualquiera de esos hábitos, seguramente los motivará a conservarlos. Cuando eso suceda, sin notarlo, estaremos fomentando en ellos su sociabilidad y autonomía. De tal modo que si son capaces de relacionarse en otros contextos, conviviendo con otras personas, las condiciones para haberles fomentado una sana autoestima se habrán dado casi por completo.
¿Y al momento de corregirlos?
Uno de los puntos más importantes de fomentar una sana autoestima es nunca menospreciar la conducta de nuestros hijos, sobre todo cuando ésta es motivada por la expresión de sus emociones, ya sea positiva o negativa, justo en esos momentos es cuando debemos ofrecerles estabilidad, espacio y comprensión. De esa forma, los ayudamos a reconocer y a tolerar sus emociones y las de los demás al mismo tiempo que desarrollan su inteligencia emocional. Es importante hacerles notar sus errores y dejarlos experimentar las consecuencias de sus actos, pero en función de su autoestima ser demasiado críticos puede ser destructivo y hacerlo en público y con base en comparaciones con otros niños o adolescentes puede resultar completamente devastador.