Así, antes de volverme loca y dejar de vivir, mi mamá me invitó a este maravilloso centro a acomodar mis emociones y no sabes todo lo que aprendí y hoy lo quiero compartir contigo por si lo necesitas también. Lo primero que te quiero decir es que es normal que te sientas mal y con ganas de llorar de la nada o irritable y que quieras gritarle a alguien; también es normal que culpes al presidente, a los constructores y hasta tu suegra por el temblor; y si estás ansiosa y no puedes dormir, es normal también, pues todo esto se llama: ESTRÉS POST-TRAUMÁTICO y todos de alguna forma o de otra lo estamos viviendo.
Los síntomas:
Confusión para pensar Culpabilidad por haber sobrevivido o no haber sufrido daño Llorar
Problemas de concentración Fatiga Problemas de memoria, ¿qué día es hoy, quién soy, dónde estoy?
Problemas para dormir/descansar Mucho sueño Disminución de la higiene personal
Cambio en los hábitos alimenticios Pérdida de la confianza en uno mismo / no hice suficiente Bajan las defensas a enfermedades (gripa, diarrea, etc…)
Culpar a los demás Frustración Sentimiento de impotencia
Abuso de drogas/alcohol Depresión Ansiedad generalizada
Enojo, ira Tristeza Irritabilidad
Problemas en el trabajo/familia/pareja Necesidad de estar solo Miedo, pánico
En cada persona es diferente, pero si tienes alguno de estos síntomas, se puede tratar de estrés post-traumático y existen técnicas sencillas que puedes realizar para sentirte bien y comenzar a seguir viviendo, pues como dicen Snoopy y Charly Brown: “Un día nos vamos a morir Snoopy” y Snoopy le contesta: “Cierto Charly, pero los otros días no”. Así que lo mejor es seguir las recomendaciones de YoSoY:
1. Respira con el diafragma, ante el susto la respiración se vuelve superficial y en los pulmones, por lo que el cuerpo registra que sigue temblando, que sigue el peligro en frente de nosotros. Cuando respiramos con el diafragma, como los bebés recién nacidos que se les sume e infla su pancita, estamos regresando a decir a nuestro cuerpo que el peligro ya pasó. Así que respira hasta inflar tu panza, practícalo hasta que lo logres. ¡Se puede hacer costumbre!
2. Habla mucho con gente de lo que te pasó, habla de tus sentimientos, habla de tus emociones, hasta que te sanes. Sabrás que has sanado cuando ya no tengas ganas de hablar de lo sucedido.
3. Escribe durante tus horas de insomnio, escribir tus emociones y angustias, sana la mente y las podrás cambiar ahora a pensamientos positivos.
4. Realiza un dibujo de lo que más te traumó, del momento que recuerdas con mayor angustia y míralo en silencio, sentada con la espalda recta en el piso y tus brazos cruzados en el pecho como una mariposa, dándote pequeños golpecitos. Llora, grita, haz lo que tengas que hacer hasta que pase el dolor y la escena deje de tener efecto. Si lo necesitas, haz otro dibujo, y otro y otro hasta que sientas que ya no hay imágenes que trabajar.
5. Programa a tu mente al futuro al realizar un dibujo de esperanza, de lo que quieres que siga para ti. ¡Dibújalo! Puedes y se vale seguir soñando y desear cosas. Tú tienes derecho divino y obligación de ser feliz y dichosa, pues a nadie le sirves mal y de malas, le sirves al mundo con tu dicha y amor. Mira tú dibujo durante al menos dos minutos y después pégalo en un lugar que sea especial para ti y lo puedas mirar cada día.
Recuerda que eso que pasó, ya pasó. Ahora sigue lo que sigue. Nadie puede saber el futuro, pero sí puedes planear cómo lo vas a vivir: ¿quieres ser víctima del temblor o aprender de él? Esta es la única elección que se hará cargo de crear tu futuro en una semana, en un mes, en un año. Y por último recuerda que nada pasa por nada… todo tiene un sentido y una razón de ser. Busca qué se movió en ti y qué puedes aprender de esto, hasta que encuentres tu propio equilibrio de evolución. ¡Ámate! Este es momento de equilibrar y el equilibrio comienza y termina en ti.
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