Cabe mencionar, que lo alarmante es que quien grababa, en vez de ayudarla, siguió grabando; sus compañeros de igual manera se reían y seguían humillándola sin importarle el sufrimiento que causaban y nadie fue capaz de detener estos hechos y ayudarla. Así también quienes subieron el vídeo y lo compartieron, no lo denunciaron ante alguna autoridad en busca de ayuda, y por el contrario su exposición ha generado odio colectivo que en nada ayuda a nuestra sociedad.

Lo anterior es una muestra clara de la descomposición del tejido social que existe en nuestro país, donde los mismos infantes están afectados por ello. Esta falta es una muestra más de lo importante que es crear consciencia para que el respeto, la generosidad y la responsabilidad sean el pilar de nuestra sociedad.