Sin embargo, esto no es culpa de los maestros, como muchos creen y quieren aventarlos al ruedo para hacer carne de cañón. ¡No! Por favor no lo hagan. No es ni su culpa ni su responsabilidad. Los responsables son las autoridades de la Secretaría de Educación Pública quienes han prohibido a los maestros ejercer la disciplina y mantener el orden en los salones de clases. ¡¿Cómo?! Es sencillo. Hoy un maestro no puede suspender, sacar del salón, dejar sin recreo, dejar tarea extra, regañar, hablar fuerte y mucho menos expulsar a un alumno a pesar de que hiciera LO QUE HICIERA. Sí, así es, no es una exageración, las faltas administrativas del reglamento SEP vigente, dicen que ante la falta nivel 5 (violar, amotinarse, golpear, violentar, agredir, vender o consumir drogas, entre muchos otros DELITOS), la consecuencia sólo será:
Una plática con el alumno, sus padres, maestros y directivos.
La firma de un compromiso en donde se promete no volverlo a hacer.
Sugerencia para ir a USAER a tomar terapia psicológica, no obligado, por supuesto.
La restitución del daño… (todavía no sé cómo se restituye un daño así).
En caso de ser delito, se turnará al menor a las autoridades, quienes por ser menor de edad no le pueden hacer nada…
“Lero, lero, me salí con la mía de nuevo…”, dirán los delincuentes juveniles, y aunque muchos aseguran que sacarlos de la escuela será el paso decisivo hacia la delincuencia, yo no me dejo de preguntar, ¿qué no están volviéndose delincuentes profesionales dentro de las escuelas donde no hay consecuencias y muchos maestros son incluso golpeados por ellos si los tratan de corregir? ¡Basta ya! Proteger a los delincuentes de cualquier edad nos está llevando a la ingobernabilidad de la anarquía. Disciplina para educar es lo que hay que procurar. Ninguna ley contra el bullying sirve si no hay disciplina y consecuencias fuertes y claras ante las faltas. Y a los papás… si no se les da la gana educar a sus hijos, muy sencillo, tal como sucede en Estados Unidos, al “bote” por negligencia parental. A grades problemas, grandes soluciones. ¿O cuántos muertos más y niños asesinos vamos a querer? Llegó el momento de actuar.{jcomments on}