Con el paso del tiempo, la acumulación de conocimientos, la acumulación del dinero y el crecimiento poblacional, forzaron a las sociedades a concentrar las enseñanzas, así como la formulación y vigilancia de las reglas de convivencia en instituciones formales, como son las escuelas o institutos de enseñanza, por un lado y por otro las instituciones encargadas de promulgar las leyes y de procuración de justicia.
Sin embargo, en lo que concierne a los valores, el núcleo fundamental para su conservación y transferencia ha sido, y sigue siendo la familia, pues es dentro del seno de la familia donde los niños y jóvenes viven en primera instancia y por lo tanto adquieren los valores y patrones de conducta familiares que posteriormente repetirán en el núcleo social en el que se desenvuelvan. La escuela puede contribuir al fortalecimiento y enriquecimiento de los valores propios del individuo, de aquellos que se han adquirido y han sido fomentados en el núcleo familiar.
El mundo globalizado en el que vivimos, la formación de los niños se desarrolla de forma distinta a como era en las generaciones anteriores. Partiendo de este punto sabiendo que al nacer desconocen los roles, las normas, las pautas y los valores morales y sociales de su comunidad, los padres nos convertimos en facilitadores de experiencias y relaciones que posibiliten su madurez social. Por lo cual resulta básico aprender a vivir juntos y es esencial educar desde la infancia las normas por las que se rige, o debería regirse, esta convivencia. La educación temprana es aquella encaminada al desarrollo de la personalidad, y de los valores que nos permiten esa convivencia, hasta el máximo de sus posibilidades. Podemos definir un valor como un elemento real, deseable, objetivo y conveniente al ser humano que lo interioriza a través de la experiencia individual y se convierte en una norma moral de comportamiento.
Los niños en las primeras etapas del desarrollo, se abren al conocimiento de sí mismo, del mundo que le rodea y de las personas de su entorno, es decir, se educa influenciado por el ambiente en que se desenvuelve. Este ambiente debe ofrecer unos modelos de roles y valores positivos.
El punto central de esta formación es la observación de reglas de conducta que son socialmente aceptadas, normas que los niños y niñas asimilan en su actividad y en la comunicación con los adultos y el mundo circundante, y que les permiten regular su conducta de manera mucho más efectiva que en etapas posteriores. Es decir valores que refuercen las actitudes que promuevan en los niños el conocimiento de sí mismos para que sean capaces de desarrollar actitudes positivas, responsables con respecto a sus acciones consigo mismo y los demás, adquirir habilidades para expresar argumentos adecuados y capacidad para regular sus emociones, dando razones frente a las reacciones impulsivas.
¿Y que hago Yo como padre?
La primera recomendación regala a tus hijos 10 minutos al día para conocer las cosas que sus niños sienten y necesitan, para crecer sanos.
Periódicamente hagan cosas con sus hijos, incluyendo proyectos donde usted vive, actividades recreativas y proyectos de servicio. Haciendo de su ejemplo uno positivo. Traten de comer juntos en familia tanto como sea posible. Mientras más haga esto, mejor serán los resultados para todos.
Presénteles a sus hijos otras personas responsables dentro de su vecindario, lugar de trabajo, grupo social o grupo religioso. Déjenle saber a estas personas, que usted quiere que ellos conozcan a sus hijos, porque es importante que los niños reciban la mayor cantidad de apoyo de otras personas. Por ejemplo crear alianzas con sus maestros.
Si a usted le preocupa la posibilidad de violencia y agresividad dentro de su familia, Pregunte ¿Qué paso? Antes de juzgar y si es necesaria una reprimenda realícela con firmeza sin violencia, permítanse ser lo "suficientemente bueno". Nadie es perfecto y eso está bien. Respiren profundo de vez en cuando y recuérdense que usted lo está haciendo lo mejor que puede.
Contáctense con otros padres y aprendan de ellos. Hablen acerca de las satisfacciones y desafíos de ser padre. No se olviden de hacer un comentario positivo acerca de usted y de sus niños o adolescentes. El cambio se genera día con día y es momento de empezar a trabajarlo.