El bullying es un tipo de acoso que, por lo general, comienza con una broma dirigida hacia una persona determinada, pero a medida que pasa el tiempo, las bromas se incrementan, llegando a sobrepasar la tolerancia del afectado/a.
El trabajo es parte de nuestras vidas, llegando a convertirse en nuestro “segundo hogar”, debido a que gran parte del día pasamos allí. Justamente esta cantidad de horas, que por lo general son ocho, permite que conozcamos a quienes trabajan junto a nosotros, creando lazos de amistad o rechazo hacia ciertas personas.
La poca empatía entre compañeros de trabajo puede desatar bullying laboral sin darnos cuenta. El problema radica en que este acoso provoca que las personas adopten una actitud defensiva y violenta, dejando de lado el cumplimiento laboral, ya que el ambiente de trabajo se torna un calvario.
El bullying laboral se manifiesta a través de un comportamiento de abuso para que los compañeros de trabajo o empleados se sientan incómodos, generando un impacto negativo a nivel psicológico entre quienes resulten afectados.
De acuerdo a esto, Workplace Bullying Institute, organización creada para ayudar a quienes sufren bullying, este acoso es “un maltrato lo suficientemente severo como para comprometer la salud de un empleado, poniendo en peligro su carrera laboral y su vida personal”.
Situaciones en las que se desarrolla el fenómeno
Las situaciones que generan bullying laboral dentro de una empresa son muy comunes, aunque, debido a las formas que se puede presentar, no siempre se detectan a tiempo. Algunas de ellas son:
-Amenazas personales.
-Comentarios despectivos.
-Humillación pública.
-Abuso verbal.
-Intimidación.
-Demandas excesivas.
Estar atentos en caso de presentarse estas situaciones será vital para detener el abuso, ya que si persiste en el tiempo, puede generar depresión e incluso causar la muerte.
Características en la conducta de las víctimas
Las características en la conducta de una persona que sufre acoso o bullying laboral son evidentes:
-Terror y miedo de ir al trabajo.
-Depresión.
-Mal dormir o insomnio.
-Obsesión con el desempeño laboral.
-Distracción y nerviosismo.
-Ansiedad.
-Pensamiento suicida.
Debido a que el bullying tiene una connotación infantil, muchos adultos que sufren este acoso creen que lo mejor es soportar el problema, ya que son el principal sustento de la familia. Ésta, no es una buena opción, porque, lamentablemente, el bullying no desaparece de un día para otro, al contrario, se intensifica y debilita más a la persona afectada.
¿Conoces casos de bullying en tu empresa?