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Estar en casa todo el día, con acceso ilimitado a la conexión de internet, no tener que cumplir horarios tan rigurosos de clases, etcétera, sonaba muy emocionante para los miles de estudiantes de educación básica en México. Sin embargo, al paso de las semanas, se empezaron a manifestar diversas complicaciones físicas y mentales, afectando principalmente a aquellos menores que están acostumbrados a su desarrollo social.

El pasado 10 de febrero, Drayke Hardman, un niño de tan sólo 12 años se quitó la vida después de sufrir bullying en la escuela (en Utah, EUA), su madre compartió vía Instagram un mensaje de dolor y al mismo tiempo de bondad, que busca generar conciencia en los padres de familia. Estas fueron algunas de sus palabras:

“Este es el resultado del bullying, mi hijo estaba peleando una batalla de la que ni yo podía salvarlo. El bullying es real, es silencioso y no hay absolutamente nada que puedas hacer como padre para quitar este profundo dolor. No hay señales, solo palabras hirientes de otros que finalmente arrebataron a nuestro Drayke de este lugar cruel. No estoy segura de cómo navegar esta vida sin ti. Se suponía que pasaría el resto de mi vida contigo, y tú pasaste el resto de la tuya conmigo. Mi corazón está destrozado, no sé cómo arreglarlo, o si alguna vez lo haré, pero pasaré cada minuto enseñando bondad en la memoria tuya. Madres, padres, abracen a sus hijos, abrácenlos fuerte. Enséñales a vivir y a amar ferozmente. Enseña bondad y #DoItForDrayke” - Samie Hardman

De acuerdo con los estudios de la Dra. Gabriela Orozco Calderón, jefa del laboratorio de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), los casos de suicidio por depresión en niñas, niños y adolescentes rompieron récord, aumentando el 12% más durante la pandemia comparado con el año 2019, alcanzando una cifra de 1,150 casos.

La depresión manifestada a raíz de la pandemia, confirma que las consecuencias en la salud mental pueden ser tan graves como el mismo virus, llegando a provocar que muchas personas se quiten la vida. Aún con las medidas sanitarias y de aislamiento social, la falta de cercanía con otras personas, ha provocado efectos emocionales que se están ignorando por padres de familia, docentes o las personas que tienen contacto con los menores. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (2021), la depresión es una enfermedad en la que la persona experimenta un estado de ánimo deprimido (tristeza, irritabilidad, sensación de vacío) o una pérdida del disfrute o del interés en actividades, la mayor parte del día, casi todos los días, durante al menos dos semanas. Se presentan varios otros síntomas, entre los que se incluyen la dificultad de concentración, el sentimiento de culpa excesiva o de autoestima baja, la falta de esperanza en el futuro, pensamientos de muerte o de suicidio, alteraciones del sueño, cambios en el apetito o en el peso y sensación de cansancio acusado o de falta de energía.

La Universidad de Tamaulipas realizó una investigación con 768 personas, encontrando un aumento en los casos de depresión acompañada de estrés y ansiedad. Durante siglos, las enfermedades mentales se han estigmatizado, pero poco a poco se les está dando el debido reconocimiento y fue hasta la pandemia que muchas personas que las tachaban como “dramas” y no creían en ellas han logrado experimentar alguna de ellas.

Es aquí donde surge la importancia de prevenir la depresión mucho antes de que aparezca e intervenir oportunamente desde sus primeros inicios. La atención en la psicoeducación y en el fortalecimiento de habilidades sociales y emocionales, ayuda en gran medida a mejorar el estado de ánimo y la conducta de niñas, niños y adolescentes, de forma que ellos puedan expresar sus sentimientos, fortalecer su autoestima, identificar sus propias habilidades y cualidades y aprender a implementar acciones cuando se sientan agobiados.

El taller “Desarrollo de habilidades socioemocionales en adolescentes”, diseñado por especialistas profesionales y avalado por muchos padres de familia de hij@s que lo han tomado, ha logrado transformar la percepción negativa que los menores han llegado a mostrar en casa o en sus clases virtuales, así como las diversas causas que les provoca el aislamiento social; mejorando visiblemente su estado de ánimo, las decisiones que toman e incluso, hasta la dinámica familiar.

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