¿Por qué hablar de la apatía en la adolescencia?

Desde mi perspectiva como psicoterapeuta con especialidad en atención a adolescentes, me he dado cuenta que con frecuencia se confunde apatía con depresión, etiquetando al adolescente de ser flojo, rebelde, grosero, aislado, y un sin fin de adjetivos que terminan afectando su autoestima y autoconcepto. Todo ello debido al poco o nulo interés que hay por parte del adolescente a formar parte de actividades familiares o relacionarse socialmente.

Etimológicamente, el término “apatía” se deriva del latín apathia, y este del griego, que significa “ausencia de pasiones, emociones, sentimientos o enfermedad” (Abbagnano, 2004).”, de acuerdo a la Real Academia Española, la apatía es “definida como la impasibilidad del ánimo y dejadez, indolencia, falta de vigor o energía”. En cambio, depresión de acuerdo a la Real Academia Española, “es el síndrome caracterizado por una tristeza profunda y por la inhibición de las funciones psíquicas, entre otras.

En definitiva, “apatía” en la etapa de la adolescencia, puede estar relacionada a diferentes factores como percibir una desesperanza en el futuro, con falta de oportunidades para quienes ya están en la etapa final de la adolescencia, tomar clases virtuales actualmente carece de motivación, falta de contacto personal con sus pares, la difícil situación económica y otros problemas familiares que les afecta el estado de ánimo, así como aspectos sociales tales como la inseguridad, la actual situación de la pandemia, y todo ello produce una pérdida en el sentido de vida del adolescente.

En cuanto a la “depresión en los adolescentes” es muy notorio que sus calificaciones comienzan a bajar, pues difícilmente pueden concentrarse y prestar atención a clases por la falta de motivación, pérdida de apetito y por ende pérdida de peso, dificultades para conciliar el sueño, por lo que se presenta el insomnio con mucha mayor frecuencia. Por supuesto está presente también la baja autoestima, lo cual los lleva a aislarse y no quieren ser molestados, lo más grave, es que hay pensamientos recurrentes de suicidio o muerte, así como conductas autodestructivas.

Por lo anterior, es común que haya padres y madres de familia confundidos entre saber si sus hijos o hijas presentan apatía o depresión, pues existe mucha similitud entre una y otra. Sin embargo, lo más importante es estar presentes con sus hijos, conocerlos, comunicarse, darles tiempo de calidad, buscar que participen en actividades donde puedan relacionarse con personas de su edad y puedan darse cuenta que no están solos, finalmente pedir ayuda a un especialista de ser necesario.

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