Ahora que nuestras actividades del día a día se han trasladado a lo digital, hemos tenido que aprender a usar las herramientas que no solíamos dominar; los proveedores de tecnología y creadores de contenido virtual han lanzado novedades para aumentar el entretenimiento que vemos mientras estamos en aislamiento y así no tengamos que limitarnos a ver las noticias de cómo incrementa el número de contagios de coronavirus y otros problemas de salud que trae consigo esta contingencia.

Todo avanza a pasos agigantados, igual que los riesgos a los que están expuestos nuestros hijos e hijas y también nosotros, que por ser adultos pensamos que no corremos peligro, pero definitivamente en internet ¡todos estamos expuestos!

Cuando pensamos en ciberbullying, nos viene a la mente un montón de personas criticando la foto de un famoso meme o podemos pensar que se refiere a esos mensajes subidos de tono que la mayoría hemos recibido (incluso algunos hombres). El ciberbullying es un tipo de acoso cibernético que se da entre menores, en donde uno o varios, buscan conscientemente lastimar al otro. Como este hay otros tipos de acoso y poder identificarlos nos sirve para saber actuar antes de que suceda alguna tragedia. Efectivamente, no porque el ciberbullying o ciberacoso suceda a través de medios digitales y sea “intangible”, quiere decir que no va a traer consecuencias tan graves; un ejemplo de ello es el caso de Amanda Todd, una adolescente de 15 años que por enviar una foto desnuda que circuló en redes sociales, sufrió ciberacoso por varios años, la situación era incontrolable a pesar del tiempo y ni aunque se mudara de ciudad, se detuvo, por lo que terminó quitándose la vida.