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Un menor de 5 años, resultó gravemente lesionado a causa de agresiones ocasionadas por sus compañeros del Jardín de Niños en Comalá, Colima.

Su padre relata que ninguna autoridad educativa les dio aviso, sino que se dieron cuenta hasta la tarde, ya que presentaba dificultades para respirar y extrañamente su estómago se empezaba a inflamar. Del Centro de Salud de la comunidad de Suchitlán, los enviaron a emergencias del Hospital Regional en donde los médicos confirmaron que tenía fractura en costillas, un pulmón perforado, lesión en la tráquea en donde fue necesario colocar una férula. El menor indicó que sus compañeros lo habían empujado, se le subieron encima y que no hubo ningún maestro presente que calmara la situación.

La Secretaría de Educación de Colima, informa estar al pendiente del caso y se compromete a dar el seguimiento necesario y colaborar con la Fiscalía en donde fue presentada la denuncia por parte del padre de familia del menor.

En Fundación en Movimiento nos preguntan muy a menudo si el bullying se puede dar en niños tan pequeños y nosotros afirmamos que sí. Quizá ellos no conocen el término y pueden tener o no la intención de dañar, pero lo que es un hecho, es que lo hacen porque les parece divertido hacer bromas y molestar a otros compañeros. Pueden obtener lo que desean e incluso, saben que podrían no ser sancionados por tal comportamiento; actitudes aprendidas en el hogar. Cual sea el caso, definitivamente es fundamental que exista un adulto que sea la guía ante los hechos, que reconozca lo positivo y enfatice que alguna actitud puede lastimar a los demás, generando una empatía que les permita identificarse en el otro.

Recordemos que para que exista una situación de bullying debe cumplir 3 características fundamentales: constancia, frecuencia y con intención de dañar. Y aunque desconocemos si en este caso, los niños ya habían ejercido violencia en contra del menor, es algo a lo que debemos prestar atención.

Normalizar los juegos de niños que conllevan cierto grado de violencia y asumirlos como “una broma” lejos de ayudarlos, puede repercutir en la forma en cómo se desenvuelvan socialmente, llevando dichas actitudes a la edad adulta. No esperemos a que suceda una tragedia como el caso que acabamos de leer, no esperemos a ver a nuestros hijos en graves condiciones para tomar acción.

Si bien es cierto que la crianza funciona diferente para cada familia, nunca debemos dejar atrás los valores y sobre todo, ser un ejemplo para ellos; enseñarles a percibir en el otro sentimientos de angustia o de tristeza, que a su vez les permita ser un apoyo y generar un ambiente de armonía.

¡Crear escuelas sin acoso escolar, es responsabilidad de todos!

¿Te gustaría saber más sobre buenas prácticas de crianza para prevenir el bullying? Te invitamos a leer nuestro artículo: ¿Cómo prevenir el bullying?

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