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bull120Dos eventos han cambiado el curso del mundo y de la historia. El primero fue la revolución industrial, periodo histórico comprendido entre la segunda mitad del siglo XVIII y principios del siglo XIX, el cual cambio la historia debido a la producción en serie lo que trajo como consecuencia el consumo “en serio”. Karl Marx dijo: “La desvalorización del mundo humano crece en razón directa de la valorización del mundo de las cosas” y poco a poco la sociedad de consumo nos ha llevado a valorar más lo material que lo humano, como es lógico esto ocasionó paulatinamente que entre los valores primordiales se establecieran el consumismo y el materialismo: “tener para ser”.

El segundo gran cambio ha sido la que podemos llamar “la segunda revolución industrial”, hecho que sucede a partir de la aparición de la tecnología como forma de vida y que ha logrado a través de sofisticadas redes obtener cualquier deseo de conocimiento, cosa, información o hasta personas, materializadas en un click, en un instante, en un minuto, creando un sentido de inmediatez.

Aunque todos hemos sido afectados por la llegada apremiante de la tecnología, dos generaciones han sido principalmente afectadas por este fenómeno:

1.    La generación Y, que son los jóvenes nacidos entre 1985 y 2000 quienes han transformado sus hábitos de convivencia, comunicación y forma de pensar. Todas las formas de convivencia social, has sido modificadas y complementadas por el ingrediente ciber.

2.    La generación TECHY, que son los nacidos entre 2000 y 2015 (faltan todavía bebés de esta generación) y que “ya tren” la tecnología incluida; cada vez es más frecuente ver a bebés con chupón y un ipad jugando “Angry birds”.

Desde la aparición de las computadoras, su evolución ha sido tan rápida y continua, que hace unos cuantos años era imposible pensar que se podrían comprar boletos del cine desde un lejano parque o comunicarnos e interactuar con amigos al otro lado del mundo por medio de las redes sociales. Para muchos padres ha sido una prioridad que los hijos aprendan a utilizar la tecnología, así la inversión de ello en las familias ha crecido masivamente y hoy casi toda persona, sin importar su condición social, cuenta con un teléfono celular y ha tenido en algún momento acceso a Internet y toda la información que esta ofrece.

Sin duda el camino cibernético ya no tiene vuelta para atrás. Hoy requerimos entender sus efectos sociales y el impacto que tiene en el cambio de los valores. Así que los cambios principales que podemos considerar son:

1.   La comunicación. La comunicación existe cuando hay un emisor y un receptor donde ambos comprenden el concepto que se transmite, cuando hablamos con una persona de frente observamos sus reacciones, su cara, los efectos de nuestras palabras y la comprensión que hay del discurso en sí para llegar a un acuerdo satisfactorio para ambos. Sin embargo, la comunicación virtual quita de perspectiva la reacción del otro y esto puede llegar a crear confusiones entre lo que se quiere decir y lo que la otra persona entiende. Sacar de contexto la comunicación puede frustrar a las personas, como sucede con los mensajes de texto: “Nos vemos en dos horas”, la otra persona puede decir, yo no me quede de ver, ni había acordado hacerlo, y quizás la persona que mandó el mensaje estaba proponiendo que se vieran en dos horas a manera de pregunta pero como los mensajes se mandan tan de prisa, con frases cortas y caritas, la otra persona “interpreta” de ellos lo que puede.

2.   Sentido de inmediatez. Como en la película de Aladino, la tecnología nos dice “sus deseos son órdenes”, quieres información, aquí tienes 2000 páginas con la información que buscas; quieres comprar algo, aquí tienes 80 opciones posibles para tu requerimiento; quieres conocer a alguien, sólo requieres chatear o entrar al Facebook de algún amigo para contactar a gente nueva. Todo en un click, en cuestión de segundos para materializar lo virtual… esto obviamente impacta en la paciencia y en la tolerancia a la frustración, pues nos hemos acostumbrado a que todo lo podemos conseguir en un instante. Esta costumbre en la vida real, donde se requiere esperar y tolerar cuando las cosas no suceden como quisiéramos, es contradictorio con un mundo virtual que nos transmite el que todo es inmediato y tal cuál como lo quieres.

3.    Sentido de urgencia. El mundo cibernético nos habla de urgencia, ya que el timbre nos interrumpe de cualquier actividad y creemos que es prioritario atender el llamado de alguien o algo, aunque tal vez lo verdaderamente urgente e importante esté frente a nosotros. El teléfono es urgente, no importante… es una reflexión útil en este mundo de urgencia.

4.    El no vivir en tiempo presente por estar esperando el futuro. Lo que más nos genera estrés es estar siempre esperando que algo suceda, los expertos dicen que cuando nos desconectamos al presente estamos dejando de disfrutar y generando altas expectativas en lo que sucederá. No es raro ver a jóvenes en cafés o centros comerciales aburridos y fastidiados en compañía de sus amigos, sin poder dejar de observar su celular esperando algún mensaje o llamada que los haga sentir conectados e importantes.

5.    Relaciones impersonales. Internet nos une a miles de personas, podemos tener 1000 amigos en Facebook, sin embargo, estas relaciones son virtuales e incluso podemos estar hablando con alguien que dice ser lo que no es. El trato no es con una persona, es con una imagen de persona que “creemos” conocer y algunas de ellas no son lo que dicen ser. Esta “impersonalidad” crea el riesgo de involucrar sentimientos con personas que quizás no lo merezcan.


6.    Falta de compromiso y poco desarrollo de la personalidad. El ensimismamiento al estar en la computadora puede evitar el contacto interior, que es lo que permite el sano desarrollo de la personalidad, que viene del auto conocimiento. Aunado a esto, los jóvenes consideran que están a un click de distancia de esa persona mágica que será el verdadero amor, así que al primer problema de pareja prefieren buscar otras opciones antes que resolver los problemas, situación que empobrece el verdadero compromiso.

7.    Stockismo. Podemos llamarle así a la costumbre de hurgar en la vida de otras personas por medio de redes sociales, lo cual acarrea problemas y sentimientos de frustración. Por ejemplo: si vemos fotos de una fiesta a la que no fuimos invitados o fotos de la pareja abrazado con otras personas, puede aparecer una gran frustración, aunque estos eventos hayan sido en otro momento y subidos a la red mucho después solemos creer que fueron en ese tiempo, lo que lleva a malos entendidos y frustración.

8.    Pérdida de la pinza y deficiencias en la motricidad fina. Algunos jardines de niños reportan que los niños modernos han perdido estas cualidades por el sobre uso de las pantallas “touch” lo que los hace vivenciar la unidimensión y perder la tridimensionalidad que tiene la vida. Este problema, afecta en la escritura.

9.    Pérdida de la atención a distancia. El acostumbramiento a las pantallas a unos centímetros de distancia que captan nuestra atención, donde además elegimos lo que queremos ver, disminuye la capacidad de concentración en aprendizajes a distancia y la capacidad de concentración en temas que no resulten de nuestro interés. Asimismo muchos niños reportan resequedad crónica de la retina por la cantidad de horas fijando la vista en un medio artificial que lanza colores e incita a ver perplejos lo que sale de estas pequeñas pantallas al grado de no parpadear.

El mundo ciber es un mundo de opciones y alternativas para facilitar la vida y darnos acceso a todo lo que requerimos para aprender y formarnos. Sin embargo, crear una realidad virtual en nuestras vidas puede establecer un mundo paralelo que crea una ilusión irreal de quien eres y lo que es la vida en realidad. No hay que olvidar que el valor humano es la esencia de lo que somos, lo demás es sólo algo virtual que nunca podrá ser verdaderamente real y por consecuencia no nos llevará a la felicidad, que es el fin último de todas las personas que transitamos en este mundo.

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